El tiempo muestra otra dimensión en tierras de Santa Eulària des Riu. Su historia ha vivido transformaciones que la han modernizado siempre salvaguardando su verdadera esencia, que permanece intocable y majestuosa.
La luz acentúa sus formas para llenar de colores intensos el paisaje. Roja es la tierra de sus fértiles campos, que combinan extensiones cultivadas con higueras, almendros, olivos y frutales, entre los que se encuentran recónditos hoteles rurales que custodian lo más exquisito. Es fácil en Santa Eulària des Riu encontrar sosiego entre los pinares que tiñen de verde intenso las montañas.
A cada paso, se siente su corazón en estado puro, como las blancas casas tradicionales en las que se perpetúan los sabores y los olores de antaño. La especial elaboración de los productos autóctonos de mar y de la tierra crea sensaciones inolvidables. Desde el mar o atravesando los puentes del río, nos da la bienvenida a la capital de este municipio, la iglesia fortificada con su imagen inconfundible sobre la colina, donde el blanco de sus muros contrasta con el ocre de la torre defensiva, que en el pasado protegía los huertos y los molinos del pueblo.
Espléndidas playas y calas de aguas transparentes dibujan la costa en la que magníficos hoteles cuidan hasta el mínimo detalle para armonizar con la belleza de su emplazamiento. No es casualidad que grandes artistas de todo el mundo la hayan elegido para vivir, para crear, por su luz, por la libertad que en ella se disfruta, porque mantiene viva su tradición y su cultura, porque es única.